Hechos: 8:14-17.
Después de la gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.
Saulo, que más adelante seria Pablo, perseguía a los cristianos por celo y por pensar que, hacia lo correcto, ya que era judío, y la doctrina de los Discípulos y los cristianos hacían lo opuesto de las enseñanzas judías.
Los que se habían dispersado predicaban la palabra por donde quiera que iban. Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les anunciaba al Mesías. Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.
Ya desde antes había en esa ciudad un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!»
Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. Pero, cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. Simón mismo creyó y después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.
Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.
Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero y les pidió:
—Denme también a mí ese poder, para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.
¡Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero! No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios. Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del pecado.
Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que han dicho.
El 19 de agosto del 2021 me encontraba en Atotonilco El Alto Jalisco México de vacaciones. Muchos de ustedes saben que fui casado y que hubo 1 hijo y un aborto de una niña en mi matrimonio, que están sepultados junto al cuerpo de mi mama, y pues mi padre y abuelos ya fallecieron también. Como es costumbre cada que voy a México les llevo flores al cementerio.
Un poco después, antes de retirarme, me quede pensando que muchos emigrantes cuando regresan a sus países de origen y van a encontrarse con sus hijos, padres y abuelos, hay mucha alegría y celebración.
Yo voy al cementerio. Honestamente me sentí olvidado por Dios y no podía entender porque a mí, porque mi vida de juventud fue diferente a los demás. Me sentía solo, pero no lo estaba, estaban conmigo mi sobrino y uno de mis ahijados.
Me acerqué a servirle a Dios a los 35 años al 100/100, para combatir mi depresión y soledad. Reafirme mi bautismo y mi compromiso de ser un servidor de Dios y un discípulo de Nuestro Señor Jesucristo, En Cristo Vive en el Maguey, Atotonilco El Alto
Mi fe es fuerte, muy fuerte, desde el 16 de noviembre del 2016 cuando empecé a servir formalmente como pastor en la Iglesia Metodista Unida y le he estado pidiendo a Dios que me llene del Espíritu Santo para sentirme mejor y hacer la voluntad de Dios con más firmeza.
El día que estaba en el cementerio, que tuve una crisis de soledad y queja a Dios, me sentí solo como un bicho en el universo, caminaba de regreso entre las tumbas donde mucha gente a llorado y sigue llorando cuando deja a sus familiares ahí.
De repente una paloma blanca caminaba y se cruzaba en mi camino, abrí los ojos y pensé que tenía que tocarla para que Dios me bendiga y me llene del Espíritu Santo y recordé que Jacob lucho con Dios y no lo soltó hasta que lo bendijo.
Pensé lo mismo y fui detrás de ella hasta que me aleje de mis sobrinos, le hable a la paloma y vino a mí, la tome en mis manos y le pedí a Dios que me bendijera y me llenara del Espíritu Santo, la puse junto a mi pecho y ore, la levante al cielo para que volara y no lo hacía incline la mano y voló dejando una sensación de ardor por 3 días.
Puede ser una coincidencia o una bendición de Dios en medio de mi soledad y cuando la tenía cerca de mí, mire que era un pichón (paloma blanca).
Hoy en día le sigo pidiendo a Dios lo mismo, que me llene del Espíritu Santo para hacer mi trabajo mejor sin olvidar mi hermosa experiencia.
Muchos podemos creer en Dios, en Jesucristo como Nuestro Salvador, En el Espíritu Santo que Jesús envió para que nos consolara y nos acompañe hasta el fin del mundo.
El Espíritu Santo es un regalo de Jesucristo, que no se puede comprar, como lo quiso hacer Simón el hechicero, para beneficiarse o para gloriase. No porque es un regalo de Jesucristo para nosotros y estar conectados con El y con Dios Padre todo poderoso para hacer el bien, íntegros de corazón y representar a Jesucristo como sus discípulos amados.
Mis queridos amigos y hermanos en Cristo, hoy les pido que abran su corazón y reciban el don del Espíritu Santo y los acompañe, hasta el fin de sus vidas, y lo pasen a sus hijos y a toda su descendencia con el amor que solo Dios puede dar.
Amen
Pastor Gerardo Vázquez
01-09-2022
