Lucas 4:14-21.
Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y se extendió su fama por toda aquella región. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo admiraban.
Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura, y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.
Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente, y él comenzó a hablarles. Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes.
Jesús comenzó su ministerio en la ciudad donde se había criado. Entro en la sinagoga. Durante el cautiverio babilónico, después de la destrucción del templo, el pueblo judío estableció sinagogas como centros locales para el culto. El culto en las sinagogas persistió aun después de la redificación del templo. San Lucas observa que Jesús había acostumbrado asistir con regularidad a los cultos en las sinagogas los días de descanso.
Los miembros participaban en el servicio, solían pedirles que leyeran la escritura e hicieran los cometarios pertinentes, como un sermón o interpretación de lo que leían.
En las sinagogas seguían un orden regular de las lecturas. Cuando Jesús tomo el pasaje que usualmente se leía en aquel día dijo ¡Me ha ungido! El pasaje proviene del profeta Isaías 61: 1-2, Es una profecía de la era mesiánica.
Los escritos del Antiguo Testamento eran rollos montados en rodillos delgados; se leían enrollando un lado y desenrollando el otro.
Jesús enrollo el libro y lo entrego al ayudante que tenia a cargo las escrituras. La confección de los royos era costosa y se conservaba con gran esmero y cuidados.
Hoy se ha cumplido esta Escritura, fue todo el comentario que Jesús dijo. Sus palabras sobre saltaron a los oyentes, maestros de la ley y sacerdotes.
En Nazaret todos se conocían, conocían a Jesús desde niño, estaban acostumbrados a verlo y escucharlo. Al escucharlo decir que Él era el mesías y en Él se cumplía la profecía, quedaron congelados.
Lucas no transcribe verbalmente todo lo que dijo Jesús. Haber explicado la primera parte del texto aplicándolo a su propia persona, ¿No es este el hijo de José? se preguntaba la gente de Nazaret que no sabía nada del origen de Jesús, solo que era hijo de José y Maria por nacimiento natural. Se preguntaban, ¿qué derecho tiene para hacerlo o porque lo asegura?
Recordemos el bautismo de Jesús: Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba, se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».
Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
Si eres el Hijo de Dios —le propuso el diablo— dile a esta piedra que se convierta en pan
Jesús le respondió: Escrito está: “No solo de pan vive el hombre”.
Entonces el diablo lo llevó a un lugar alto y le mostró en un instante todos los reinos del mundo.
Sobre estos reinos y todo su esplendor —le dijo—, te daré la autoridad, porque a mí me ha sido entregada, y puedo dársela a quien yo quiera. Así que, si me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”.
El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! Pues escrito está: “Ordenará que sus ángeles te cuiden. Te sostendrán en sus manos para que no tropieces con piedra alguna”».
También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” le replicó Jesús.
Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.
Cuando Jesús había empezado a leer la escritura en la sinagoga, sabia lo que estaba hablando, más los asistentes no, pues ellos esperaban a otro mesías que reunificara a todos los judíos que habían sido dispersos por el viejo mundo, y que los liberara de sus opresores como los romanos.
Esperaban un super héroe con un ejército de ángeles, arcángeles y querubines, un Mesías imponente a lo mejor montado a caballo, algo más impresionante, no un hombre humilde, pobre, hijo de un carpintero. Seguramente pensaron que Jesús había perdido el juicio, que se había vuelto loco.
Todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron. Se levantaron, lo expulsaron del pueblo y lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo, para tirarlo por el precipicio. Pero él pasó por en medio de ellos y se fue.
Es impresionante la firmeza y seguridad de Jesús, pues estaba lleno del Espíritu Santo y en Él tenía la valentía de hablar y comenzar su ministerio.
Estas lecturas me llenan a mi personalmente mas de seguridad que tenemos que pedirle a Dios ser llenos del Espíritu Santo y que lo tenemos que pedir constantemente día a día, hora tras hora.
Jesús no empezó su ministerio o su llamado hasta no ser lleno de este poder de Dios, El Espíritu Santo que es el amor inmenso que hay entre Dios Padre e Hijo y esta disponible para ti y para mí.
Siempre lo digo y lo seguiré diciendo, cuando uno pide a Dios ser lleno del Espíritu Santo, todo cambia, la vida no la vemos igual, podemos tener problemas, enfermedades, necesidades, y todo lo que quieran imaginarse, pero es más ligero porque Dios sostiene nuestra carga y nada es para siempre. Mi mama decía que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante.
En Dios todo es posible, la clave es que tenemos que acercarnos a Él y vivir en El, con humildad, servicio, amor por los demás y por nosotros, dejar los malos hábitos que nos corrompen y que sabemos que esta mal y que está bien.
Que no lo busquemos nomas cuando ocupemos, que seamos agradecidos en lo poco y en lo mucho, que no esperemos más de lo que deseamos, más bien que Dios nos de lo que en verdad ocupemos, que no se lo dejemos todo a Él, que nos ayudemos para que él nos ayude.
Queremos buenos trabajos y no nos preparamos, tenemos poco y lo malgastamos, no queremos dar nada y queremos todo, muchas veces, como la suela del zapato todo para a dentro y nada para afuera. Queremos la generosidad de Dios y nosotros no somos generosos. Solo la pasamos renegando y envidiándonos unos a otros.
Cuando lo que tenemos que ambicionar y pedir es el don del Espíritu Santo, entonces todo lo que Dios nos promete se cumple, por que Dios no miente, no juega con nosotros ni con nuestras necesidades, necesitamos creer y vivir su palabra que es amor por todos los que nos rodean y los que no conocemos.
Recordemos que En Cristo se cumplió la Escritura y la Promesa de Dios de que Nuestro Señor Jesucristo estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Dejemos que actúe en nosotros y seamos buenos representantes de su discipulado y buenos hermanos en Cristo y amemos a Dios con todo el corazón toda nuestra mente y con todo nuestro ser y amemos a los demás como a nosotros mismos.
Amen.
Pastor Gerardo Vázquez
01-23-2022